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La tragedia por las inundaciones en el centro y sur de Texas continúa creciendo. Las autoridades locales confirmaron que la cifra de fallecidos ascendió a 90, tras recuperar 75 cuerpos en el condado de Kerr, una de las zonas más afectadas.
Larry Leitha Jr., alguacil de Kerr, detalló que entre las víctimas hay 48 adultos y 27 menores. La devastación ocurrió el pasado viernes en la región conocida como Hill Country, cerca de San Antonio, justo antes del fin de semana festivo por el Día de la Independencia de Estados Unidos.
El Servicio Meteorológico Nacional (NWS) reportó que en apenas 12 horas se registraron más de 30 centímetros de lluvia, lo que provocó que el río Guadalupe alcanzara su segundo nivel histórico más alto, con 9.9 metros de altura cerca de Hunt.
El elemento que potenció la tragedia fue la inundación repentina, un fenómeno común en varias regiones del país pero que, en este caso, resultó especialmente letal.
Una inundación repentina ocurre cuando, tras lluvias intensas, el agua se acumula y eleva rápidamente su nivel, superando la capacidad de absorción del terreno. Según Univisión, el NWS define este fenómeno como una inundación que comienza en menos de seis horas, a menudo en tan solo tres.
Este rápido ascenso del agua suele tomar por sorpresa a quienes están acampando, conduciendo o residiendo cerca de ríos y arroyos, lo que aumenta considerablemente el riesgo de víctimas fatales.
En el caso del río Guadalupe, la madrugada del viernes cayó al menos 25 centímetros de lluvia en pocas horas, atrapando a residentes a lo largo de su cauce y arrastrando todo a su paso.
CNN en Español destacó que la cantidad de lluvia registrada equivalió a lo que normalmente cae en cuatro meses, concentrada en un breve período.
El desastre subraya la vulnerabilidad ante fenómenos climáticos extremos y la necesidad de reforzar sistemas de alerta y prevención en zonas de riesgo.
Fuente: EFE