A medida que se acercan las elecciones primarias de junio, el regreso político de Andrew Cuomo ha reavivado el debate sobre su figura pública, provocando inevitables comparaciones con el actual alcalde de Nueva York, Eric Adams. Ambos demócratas, ambos polémicos y ambos con visiones similares en temas clave de la agenda urbana, enfrentan ahora el escrutinio de los votantes y de sus críticos, que advierten más similitudes que diferencias.
Eric Adams, quien se encuentra cerca de completar su segundo mandato al frente de la ciudad, ha visto erosionada su popularidad en los últimos meses. Las encuestas reflejan una caída de apoyo tras diversas controversias, incluyendo una investigación federal por presunta corrupción, que concluyó con el retiro de los cargos por parte del Departamento de Justicia. Además, fue señalado por aceptar obsequios y viajes financiados por el gobierno turco.
Andrew Cuomo, por su parte, renunció en 2021 como gobernador del estado tras acusaciones de acoso sexual presentadas por once mujeres. También fue criticado por su manejo de los datos de mortalidad en residencias durante la pandemia, información presuntamente falseada ante el Congreso, según reportó The New York Times. A pesar de este historial, Cuomo ha insistido en que ha aprendido de sus errores y promete una “versión mejorada” de sí mismo.
A pesar de sus antecedentes, ambos líderes coinciden en su enfoque más conservador dentro del espectro demócrata. Seguridad pública, vivienda asequible y salud mental figuran como puntos clave en sus respectivas plataformas.
“Está siguiendo mis planes de salud mental, vivienda… todo”, dijo Adams en una entrevista reciente, acusando a Cuomo de reciclar propuestas ya implementadas durante su gestión. Cuomo, en respuesta, fue tajante: “El alcalde tuvo cuatro años para actuar, y la ciudad no ha mejorado”.
Ambos cuentan con sólido respaldo de sectores latinos y mantienen estrechos vínculos con la comunidad judía, especialmente con organizaciones pro-Israel.
Mientras Cuomo destaca su gestión como gobernador—incluyendo el aumento del salario mínimo y políticas de control de armas—sus portavoces lo posicionan como un reformista progresista. “Hizo de Nueva York la capital progresista del mundo”, afirmó Rich Azzopardi, asesor del exgobernador.
Desde el entorno de Adams, en cambio, defienden logros en seguridad, viviendas asequibles y regulaciones sobre comercios de cannabis. “Comparar a Cuomo con Adams es como comparar a un equipo juvenil con uno universitario”, expresó Kayla Mamelak Altus, portavoz del alcalde.
En noviembre, los neoyorquinos deberán elegir entre un abanico diverso: diez aspirantes demócratas, un republicano y un independiente. En este escenario, la competencia Cuomo-Adams marca una contienda con profundas implicaciones para el futuro inmediato de la ciudad.
Más allá de los escándalos y los dardos cruzados, la pregunta que ronda en el electorado es clara: ¿están votando por el pasado, el presente o por una visión realista del futuro neoyorquino?
Fuente: La Nación