Irlanda inicia excavación para recuperar restos de 800 bebés enterrados en hospicio católico


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En Tuam, un pequeño pueblo del oeste de Irlanda, comenzaron oficialmente esta semana los trabajos de excavación en el terreno donde se presume fueron enterrados al menos 800 bebés y niños pequeños. El lugar albergó entre 1925 y 1961 el Hogar para Madres y Bebés St. Mary's, gestionado por la congregación católica Hermanas del Buen Socorro.

La intervención arqueológica, que se estima durará dos años, busca recuperar e identificar los restos localizados en lo que, según documentos históricos, habría sido un tanque de aguas residuales reutilizado como sepultura masiva.

La historia salió a la luz en 2014 gracias a Catherine Corless, una historiadora aficionada que identificó, a partir de registros de defunción, la muerte de 796 menores durante los 36 años de funcionamiento de la institución. Ninguno de esos nombres figura en registros funerarios oficiales, ni se identificaron entierros en cementerios conocidos.

“Lo que descubrí fue una ausencia total de documentación sobre dónde fueron sepultados estos niños”, declaró Corless en su momento. “La única explicación posible era que estuvieran todos allí, bajo esa parcela de césped”.

La zona, adyacente a un parque infantil, se convirtió en un santuario improvisado después de que se conociera el escándalo. Ahora, la excavación está liderada por el experto forense Daniel MacSweeney, quien ha participado en la recuperación de cuerpos en conflictos armados internacionales.

“El nivel de complejidad es extremo”, señaló MacSweeney. “Los restos están muy fragmentados y mezclados. El fémur de un bebé, por ejemplo, es apenas del tamaño de un dedo humano adulto”.

Durante décadas, St. Mary's funcionó como un asilo para mujeres embarazadas no casadas, muchas de ellas rechazadas por sus familias. Tras dar a luz, las madres eran separadas de sus hijos, quienes quedaban bajo custodia de las religiosas. Testimonios recabados por sobrevivientes relatan condiciones de hacinamiento, desnutrición y maltrato sistemático.

PJ Haverty, quien vivió allí hasta los seis años, recuerda el lugar como una “prisión”. En la escuela, a los niños provenientes del hogar se les obligaba a ingresar y salir en horarios distintos y se les mantenía aislados durante los recreos. “Nos trataban como si fuéramos basura”, afirmó en entrevista con BBC.

Los certificados de defunción analizados por Corless evidencian causas de muerte asociadas a negligencia médica y condiciones precarias. Uno de los casos más conocidos es el de John, un niño que murió a los 16 meses y cuyo acta consigna como causa de muerte “idiotez congénita” y “sarampión”, una terminología ya considerada estigmatizante y obsoleta.

La confirmación oficial de la existencia de restos humanos se dio en 2017, tras una excavación preliminar ordenada por el gobierno irlandés. A partir de ese momento, familiares de víctimas y activistas comenzaron a exigir una investigación completa, además de reparaciones simbólicas e institucionales.

Una de las voces más visibles en esta demanda es la de Anna Corrigan, quien descubrió en 2012 que su madre biológica había tenido dos hijos en St. Mary's, uno de los cuales no figura en ningún registro de entierro. “Queremos saber la verdad y honrar la memoria de quienes fueron tratados como si no valieran nada”, expresó.

La operación en Tuam representa no solo un esfuerzo arqueológico, sino también un acto de memoria colectiva. Para Irlanda, implica enfrentar el legado de un sistema que durante décadas condenó al ostracismo a madres solteras y relegó a sus hijos al abandono institucional.

“Todos sabemos sus nombres. Todos sabemos que existieron como seres humanos”, concluye Corrigan.

Fuente: BBC

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