Marco Rubio ejecuta amplia reestructuración del Departamento de Estado para modernizar su funcionamiento

Redacción

Estados Unidos

El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, notificó este jueves al Congreso la implementación definitiva de un ambicioso plan de reorganización del Departamento de Estado. La iniciativa contempla una significativa reducción de personal, la eliminación de varias oficinas clave y un rediseño estructural que apunta a simplificar operaciones, optimizar recursos y realinear funciones estratégicas con las prioridades actuales de política exterior.

Con una disminución del 18% en el personal doméstico —por encima del 15% anunciado previamente en abril—, la medida impactará en más de 300 divisiones y unidades administrativas. Rubio justificó esta reforma como un paso esencial para modernizar la gestión diplomática del país. “Desde el inicio de mi gestión, dejé claro que este Departamento debía adaptarse al ritmo de la relevancia. Hoy estamos dando un paso decisivo hacia esa dirección”, declaró el secretario en un comunicado oficial.

La propuesta forma parte de una agenda más amplia del gobierno del expresidente Donald Trump, centrada en la reducción del aparato burocrático federal y la centralización de funciones. En este contexto, la reestructuración del Departamento de Estado se acompaña de la disolución de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y el cierre de programas asociados al Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una entidad impulsada en su momento por Elon Musk.

Entre las áreas más afectadas por la reconfiguración se encuentran las oficinas dedicadas a derechos humanos, asuntos globales de género, reasentamiento de refugiados afganos, y programas de diversidad e inclusión. De acuerdo con el documento remitido al Congreso, dichas unidades “han sido vulnerables a capturas ideológicas y prácticas radicalizadas”, razón por la cual sus competencias serán redistribuidas dentro del organigrama departamental o redefinidas para adecuarse a “los verdaderos intereses estratégicos de Estados Unidos”.

En ese marco, la Oficina de Derechos Humanos y Refugiados será transformada con un nuevo enfoque centrado en la “seguridad fronteriza”, mientras que la Oficina de Asuntos Globales de la Mujer será cerrada, bajo el argumento de que la perspectiva de género se integrará de manera transversal en todas las operaciones diplomáticas.

Uno de los movimientos más polémicos es el desmantelamiento de la Oficina del Coordinador de Esfuerzos de Reubicación Afgana (CARE), que había sido creada tras la retirada de las tropas estadounidenses en 2021. CARE tenía funciones clave para facilitar el reasentamiento de afganos en situación de riesgo, incluyendo intérpretes y aliados del ejército estadounidense. A pesar de haber sido autorizada por ley hasta 2026, su cierre se confirmó sin mayores detalles sobre los mecanismos de transición, generando preocupación entre organizaciones humanitarias y grupos de veteranos.

Rubio defendió la medida asegurando que el rediseño responde a una estructura “sobredimensionada e ineficiente”. “El problema no es presupuestario ni de talento humano. Es un modelo que consume recursos excesivos, dispersa responsabilidades y termina por no entregar resultados concretos al pueblo estadounidense”, puntualizó el secretario.

La reestructuración marca un giro sustantivo en el enfoque institucional del Departamento de Estado, consolidando una visión más centralizada, orientada a la seguridad y al control administrativo, en detrimento de enfoques multitemáticos que habían ganado espacio en las últimas décadas. La iniciativa deberá ahora enfrentar el escrutinio legislativo y el seguimiento de organizaciones civiles, que anticipan un debate intenso sobre su impacto en la proyección global de los valores democráticos tradicionales de Estados Unidos.

Fuente: Infobae