¿A qué olía el infierno según la imaginación de los europeos de siglos pasados? La respuesta llegó gracias a William Tullett, investigador británico en historia olfativa, quien logró recrear ese aroma y otros emblemáticos de la historia europea mediante inteligencia artificial (IA).
El proyecto, financiado por la Unión Europea y desarrollado entre 2021 y 2023, se apoyó en ODEUROPA Smell Explorer, una base de datos con más de 2,4 millones de referencias históricas sobre olores. Tullett recopiló descripciones de sermones de los siglos XVI y XVII, que incluían desde el esperado azufre hasta expresiones más vívidas como “un millón de perros muertos”.
“El infierno y su simbolismo ocupan un lugar central en la cultura europea y cristiana”, señaló Tullett, profesor titular en la Universidad de York. Su trabajo formó parte del pabellón europeo de la Exposición Universal de 2025 en Osaka, donde también se presentaron aromas como incienso, mirra o los canales de Ámsterdam, cada uno con carga cultural e histórica.
La profesora Inger Leemans, coordinadora del equipo de investigación y experta en historia cultural de la Universidad Libre de Ámsterdam, destacó la subjetividad de los olores: mientras algunos europeos del pasado encontraban atractivo el aroma del infierno por su reminiscencia a carne asada, los visitantes japoneses lo calificaron de “repugnante”.
El proyecto ODEUROPA buscó consolidar el patrimonio olfativo, un campo poco explorado que vincula historia, arte, química y ciencia del patrimonio. Su objetivo es dotar a investigadores y responsables culturales de herramientas para identificar y preservar olores significativos de lugares y períodos históricos.
Tullett subraya la utilidad práctica de esta iniciativa: “El olfato permite una conexión más tangible y auténtica con el pasado. Museos y espacios históricos pueden usarlo para crear experiencias inmersivas y memorables”. Ejemplos incluyen un recorrido olfativo por el Museo de Ulm (Alemania) y un paseo autoguiado por Ámsterdam con mapas interactivos de aromas.
Para reconstruir los olores, los investigadores entrenaron modelos de IA con 167.000 textos y 43.000 imágenes históricas en seis idiomas, generando grafos de conocimiento que conectan y contextualizan la información. Esta aproximación se alinea con la estrategia europea de hacer el patrimonio cultural más accesible a través de plataformas digitales como Europeana.
El trabajo también se inspiró en Japón, pionero en la preservación olfativa: desde 2001, el país mantiene un registro de los cien paisajes olfativos más notables, incluyendo la niebla marina de Kushiro y los melocotones de Kibi. Para Leemans y su equipo, los olores son “espacios significativos que transmiten identidad y memoria”.
La artista olfativa japonesa Maki Ueda resalta la dimensión educativa del aroma: “El olfato es poderoso y conecta con experiencias que a menudo olvidamos”. Leemans coincide, asegurando que la sensibilidad olfativa europea podría revitalizarse con iniciativas de documentación y educación.
El avatar digital de Leemans permanece en Osaka, ofreciendo información y respuestas sobre la investigación de ODEUROPA, mientras el equipo explora nuevas colaboraciones con expertos japoneses para expandir la documentación y preservación de olores históricos.
Fuente: El País