Rosalía, Shakira y la revancha musical: El legado de las canciones de despecho femenino a ex parejas
Música
La industria musical vuelve a vibrar con el lanzamiento del cuarto álbum de Rosalía, Lux, y en particular con el tema "La Perla". Esta canción, cargada de referencias personales y un tono de diatriba contra un "terrorista emocional", se posiciona como la candidata predilecta para el análisis y la especulación sobre su destinatario. Aunque "Berghain" mantiene el liderazgo en plataformas digitales por haber sido el adelanto, el ácido retrato del "más cabrón" en "La Perla" ha generado debate y simpatía, siguiendo la tendencia de canciones que actúan como mensajes directos a exparejas.
El Código de "La Perla": ¿Rauw Alejandro, C. Tangana o un Personaje Compuesto?
El elemento de mayor peso en las conjeturas es el título mismo, "La Perla", que casualmente es el nombre del barrio natal de Rauw Alejandro en Puerto Rico. Pese a que Rosalía mencionó en una entrevista en La revuelta que sus canciones mezclan "realidad y ficción" y que el personaje es una amalgama de experiencias, la inclusión de una crítica al "coleccionista de bras" apunta directamente al artista puertorriqueño.
Este tema se interpreta en el contexto mediático como una respuesta contundente al manifiesto de deslinde de Rauw Alejandro, "Hayami Hana". El recurso lírico de Rosalía, al considerar a su "perla" como el "mayor desastre mundial", se inscribe en la tradición de éxitos femeninos que transforman el dolor en facturación y revancha artística, emulando la notoriedad alcanzada por la sesión de Shakira con Bizarrap contra Gerard Piqué.
Antología del Desamor: Cuatro Generaciones de Despecho Musical
"La Perla" no es un fenómeno aislado, sino el último eslabón de una rica historia de canciones concebidas como catarsis y advertencia. La noticia analiza tres grandes precedentes que marcan la pauta en este subgénero:
1.- El Despecho Boomer: "Ese hombre" de Rocío Jurado (1979)
- Este himno de la copla es una diatriba verborreica contra un "payaso vanidoso, inconsciente y presumido". Escrita por Manuel Alejandro, la canción se convirtió en un desahogo rotundo que marcó a la generación. El autor logró canalizar la furia de Jurado con una intensidad inigualable para la época.
- Considerada a menudo como una influencia en el imaginario de Rosalía, esta ranchera es un monumento a la furia extrema. Con expresiones como "Maldita sabandija" y "Escoria de la vida", el autor Manuel Eduardo Toscano llevó la iracundia a un nivel superior, ofreciendo una descarga de bilis que resuena con la generación X.
- La canción que abre el álbum Lover de Taylor Swift destila un desprecio olímpico y, a diferencia de los himnos anteriores, opta por la indiferencia. El mensaje de "Olvidé que existías. / No es amor ni odio, sino solo indiferencia" se consolidó como el resumen musical perfecto para la generación milenial para cerrar un capítulo sin dramatismos.
- La artista que abanderó a la Generación Z ofreció una respuesta sutil pero demoledora. En lugar de injurias, Billie Eilish se limita a constatar que mantiene su número de teléfono, implicando que no contesta a su ex simplemente porque no desea hacerlo. Este enfoque de "no aprecio" lleva el desprecio a un nuevo nivel de frialdad y control.
La convergencia de estos himnos a lo largo de las generaciones demuestra que el arte de enviar un "recadito" musical a un ex es una tradición perdurable y en constante evolución en la música popular.
Fuente: El País


