Orsi posiciona a Uruguay en Europa como ejemplo de convivencia democrática

Redacción


 Uruguay

El presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, inició una gira internacional en la que busca posicionar a su país como referente de convivencia democrática en un escenario regional marcado por la polarización. Su agenda contempla tres paradas clave: Sevilla, Buenos Aires y Río de Janeiro, en las que el mandatario de izquierda reivindica el multilateralismo, el diálogo político y la neutralidad activa en los conflictos internacionales.

La gira comenzó este lunes en Sevilla, donde Orsi participó en la Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. El jueves tiene previsto asistir a la cumbre del Mercosur en Buenos Aires, evento al que ya había acudido en junio para recibir, en nombre de Uruguay, el premio del Centro Ana Frank por el compromiso del país con la democracia, el respeto institucional y la cultura de paz. Su recorrido culminará el viernes en Río de Janeiro, donde fue invitado por el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a la cumbre de los BRICS.

Estas actividades refuerzan una imagen proyectada hacia el exterior que contrasta con las tensiones políticas en otros países de América Latina. “Cuando se trata de elegir por la paz, Uruguay siempre está”, declaró Orsi recientemente, subrayando la vocación pacifista de su administración.

El ascenso de Orsi a la presidencia —tras vencer en noviembre al candidato oficialista Álvaro Delgado— ha sido leído como una continuidad del modelo inclusivo promovido históricamente por líderes de la izquierda uruguaya como Tabaré Vázquez y José Mujica. Este último tuvo su última aparición pública precisamente en marzo pasado, en un acto conmemorativo por los 40 años de democracia ininterrumpida en Uruguay. Allí compartió escenario con sus antiguos adversarios Julio María Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle Herrera, en un gesto que simbolizó la cultura cívica del país.

“El que piense que voy a gobernar pateando todas las estanterías, que espere sentado”, advirtió Orsi semanas atrás, dejando en claro su estilo: sin estridencias, con vocación negociadora. Su primera gran prueba política llegará en agosto, cuando envíe al Parlamento la Ley de Presupuesto quinquenal, que requerirá de acuerdos con fuerzas opositoras debido a la falta de mayoría del oficialismo en Diputados.

Según el sociólogo Eduardo de León, la estabilidad democrática de Uruguay se explica por un sistema de partidos fuertes, una cultura cívica consolidada y una institucionalidad que fomenta el diálogo y la inclusión. “Uruguay es el país de América Latina con mayor aprecio por sus partidos políticos y por la democracia”, afirma.

Este legado tiene raíces en la Constitución de 1917, que consagró la coparticipación de partidos en el gobierno, creando una lógica de inclusión que, aunque no exenta de tensiones, permitió una transición democrática duradera tras la dictadura cívico-militar de 1973-1985.

La politóloga Camila Zeballos reconoce ese mérito, pero también llama a una reflexión crítica. “Uruguay ha logrado una convivencia admirable, pero debemos preguntarnos si salimos sanos de la dictadura”, plantea. Para ella, la democracia también exige respuestas concretas a desafíos estructurales como la pobreza infantil, el narcotráfico o la inseguridad.

La estrategia internacional de Orsi y su canciller Mario Lubetkin se apoya en una visión de política exterior como círculos concéntricos: nacional, regional e internacional. La apuesta es por una diplomacia activa pero desideologizada, en contraposición a los modelos confrontativos de líderes como Javier Milei en Argentina o Gustavo Petro en Colombia.

Sin embargo, esta postura de prudencia también ha generado cuestionamientos dentro del Frente Amplio, especialmente por la reticencia a calificar como “genocidio” la situación en Gaza. Aun así, analistas destacan que Uruguay mantiene una fuerte tradición de mediación y neutralidad con principios.

“Este gobierno busca un involucramiento más activo en procesos de paz, con una postura equilibrada pero firme en valores”, concluye De León.

Orsi, pragmático y negociador, emerge como la continuidad de una tradición política basada en el entendimiento. En un contexto regional crispado, Uruguay busca consolidarse como faro democrático, dentro y fuera de sus fronteras.

Fuente: El País

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