Suiza moderniza su red de búnkeres nucleares ante nuevo contexto geopolítico

Redacción


 Mosaico

En lo más profundo de los Alpes suizos, tras puertas camufladas en bosques o fachadas que simulan viviendas, se oculta la mayor red de refugios nucleares del planeta. Suiza, con apenas 8,8 millones de habitantes, cuenta con más de 370 mil búnkeres, superando con creces la capacidad necesaria para proteger a toda su población en caso de guerra o desastre nuclear.

El país alpino ha mantenido desde 1963 una política de defensa civil única en el mundo: la ley exige garantizar una litera en un refugio para cada habitante, incluyendo extranjeros y refugiados. La normativa establece además que estos deben ubicarse a un máximo de 30 minutos a pie de cada hogar, o 60 si se trata de zonas montañosas. En edificios residenciales, es obligatorio incluir y equipar búnkeres como parte de la construcción.

La red de refugios suiza nació durante la Segunda Guerra Mundial, se expandió en la Guerra Fría y, durante décadas, se mantuvo como una infraestructura pasiva. Hoy, ante un panorama internacional marcado por la guerra en Ucrania, las tensiones globales y la fragilidad de acuerdos de seguridad, el gobierno federal ha anunciado una inversión de 250 millones de dólares para modernizar y reactivar estos espacios.

Las autoridades insisten en que no se trata de preparativos bélicos, sino de una estrategia de protección civil. “No estamos hablando de guerra, hablamos de seguridad pública”, sostuvo Daniel Jordi, subdirector de la Oficina Federal de Protección Civil.

Muchos de estos refugios, construidos entre las décadas de 1960 y 1980, han sido reutilizados como bodegas, almacenes o incluso convertidos en hoteles temáticos y restaurantes. Sin embargo, todos deben conservar su estructura intacta y someterse a una inspección obligatoria cada diez años. En caso de emergencia, los ciudadanos dispondrían de dos días para adecuar nuevamente estos espacios a su uso original.

“No me siento más protegido. Las armas modernas han evolucionado tanto que dudo que estas instalaciones, muchas de ellas con más de medio siglo de antigüedad, sean efectivas ante un ataque real”, expresó Eugenio Garrido, abogado dominicano residente en Zúrich.

Desde el inicio del conflicto en Ucrania, empresas suizas dedicadas a la construcción y modernización de búnkeres —como Oppidum Bunkers, Mengeu AG o Lunor— han registrado un repunte sin precedentes en las solicitudes de renovación o adquisición de refugios privados, especialmente entre sectores de altos ingresos.

Daniel Jordi confirma el fenómeno: “Hemos recibido un aumento considerable de consultas desde ciudadanos y gobiernos cantonales. Todos quieren saber si su búnker está operativo, si sigue siendo accesible o cómo pueden rehabilitarlo”.

Más que una lógica militar, en Suiza impera una cultura de prevención. La resistencia mínima exigida para cada búnker es de 10 toneladas por metro cuadrado —el equivalente al derrumbe de un edificio sobre él—, y deben contar con filtros que purifican el aire contaminado por agentes químicos o biológicos. “Me da tranquilidad saber que tengo un lugar seguro donde protegerme junto a mi familia, aunque no sepa exactamente dónde está”, afirma Isabel, residente de Zúrich.

La imagen de Suiza como bastión neutral ha sufrido alteraciones. La adopción de sanciones contra Rusia en sintonía con la Unión Europea, tras la invasión de Ucrania, marcó un cambio histórico en su política exterior. “Suiza solía ser una isla de estabilidad en medio de un continente en tensión. Esa percepción ha cambiado”, señala el analista Juan Moscoso del Prado, del Instituto EsadeGeo.

Este cambio de paradigma también ha afectado la percepción ciudadana. Para muchos, el retorno a medidas preventivas de décadas pasadas —como la activación de búnkeres— no es solo un gesto simbólico, sino una necesidad frente a la incertidumbre geopolítica actual.

La reactivación de refugios no es exclusiva de Suiza. Países como Finlandia, Noruega, Suecia y los bálticos también han reforzado sus sistemas de defensa civil. Con el retiro parcial de tropas estadounidenses de Europa y el debilitamiento de antiguos pactos de defensa, la sensación de vulnerabilidad se ha extendido incluso a las naciones tradicionalmente neutrales.

Mientras potencias europeas incrementan su gasto en defensa, Suiza opta por revitalizar un sistema que históricamente la ha mantenido al margen de los conflictos armados. En un mundo donde la paz ya no se da por sentada, este pequeño país alpino apuesta por estar listo para lo peor, sin abandonar su aspiración a la neutralidad.

Fuente: BBC

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