‘Las Guerreras K-Pop’: la arriesgada apuesta animada que conquistó a tres generaciones

Redacción


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Lo que parecía una apuesta arriesgada terminó convirtiéndose en uno de los mayores éxitos animados de la década. K-Pop Demon Hunters (Las Guerreras K-Pop), estrenada en Netflix el 20 de junio de 2025, combinó idols de pop coreano, combates contra demonios y una estética vibrante para crear un producto capaz de unir a millennials, centennials y miembros de la Generación Alpha.

La cinta, dirigida por Maggie Kang y Chris Appelhans, narra la historia de Rumi, Mira y Zoey, integrantes del ficticio grupo Huntr/x, quienes además de brillar en los escenarios actúan como cazadoras de demonios. Su misión consiste en proteger una barrera mágica llamada Honmoon, amenazada por una boyband demoníaca liderada por Jinu.

Contra todo pronóstico, la producción se posicionó como la cuarta película de habla inglesa más vista en la historia de Netflix, con más de 158 millones de visualizaciones.

La banda sonora, producida por figuras reales como Teddy Park y Lindgren —colaboradores de BTS, TWICE y Blackpink—, impulsó su impacto global. El tema principal, Golden, debutó en el número uno del Billboard Global 200 y en el segundo puesto del Billboard Hot 100, marcando un hito para una agrupación ficticia. El álbum superó los 1.500 millones de reproducciones en menos de dos meses y alcanzó el número dos en el Billboard 200.

Más allá de las cifras, la película construyó una narrativa centrada en el poder de la música como herramienta de unión y transformación. Escenas como la de Free, en la que Rumi y Jinu muestran vulnerabilidad pese a ser rivales, reforzaron la dimensión emocional del relato.

La Generación Z se identificó especialmente con la trama de Rumi, quien es mitad demonio y oculta su identidad por miedo al rechazo. El mensaje de autoaceptación y empoderamiento resonó en un público acostumbrado a lidiar con la presión social y la necesidad de encajar. La cinta recrea con detalle elementos del universo K-pop, desde las coreografías y videoclips hasta la cultura de los fandoms, lo que reforzó su autenticidad.

Para los millennials, el atractivo radicó en la calidad de la animación —a cargo del estudio detrás de Spider-Man: Into the Spider-Verse— y en la recuperación de la estructura clásica de los musicales animados, donde las canciones no son un recurso accesorio, sino parte esencial del desarrollo narrativo.

K-Pop Demon Hunters mezcla el dinamismo del anime shōnen, la carga emotiva de títulos como Your Name y la lógica estructural de un musical de Disney. La dirección no evitó el tono excéntrico de la propuesta, sino que lo abrazó como sello distintivo.

Uno de sus mayores logros fue integrar la cultura coreana como elemento narrativo central. La producción incluyó referencias a mitos tradicionales, gastronomía, arquitectura y escenarios emblemáticos de Corea del Sur. Incluso la animación labial se adaptó a la fonética del idioma, fruto de un proceso de documentación en el país.

Lejos de ser un obstáculo, la singularidad de Las Guerreras K-Pop fue su mayor fortaleza. Su capacidad para conectar con públicos diversos, celebrar la cultura coreana y ofrecer una experiencia audiovisual coherente y emotiva ha consolidado su lugar como una de las producciones más memorables de Netflix en los últimos años.

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